Se trata de un bucle
senderista de buena accesibilidad
y corta duración. El recorrido
se inicia en la misma localidad por
una estrecha carretera, que nace antes
de cruzar el puente sobre el río
Martín en dirección
a Alacón. La carretera muere
en la misma presa del embalse de Cueva
Foradada, construida a principios
del siglo pasado, hasta donde es posible
acercarse en vehículo. A las
instalaciones del pantano está
permitido acceder en horario laboral.
272 escaleras ancladas en la roca
permiten subir penosamente hasta su
coronación, desde donde se
observan las aguas embalsadas que
se extienden hasta Alcaine. Allí
anida una importante colonia de buitres
leonados que hallaron un seguro lugar
de cría en los cantiles del
cabezo de Malvín y las abruptas
elevaciones de la sierra de Sanchoabarca,
que encajonan el río y en cuyo
estrecho se construyó la presa.
Es habitual observar en época
de cría a varias parejas de
alimoches y con suerte alguna águila.
Las aves acuáticas rondando
por las tranquilas aguas embalsadas
son habituales, aunque su observación
se recomienda en la cola del embalse,
en Alcaine.
Retornando de nuevo a la carretera
en dirección a Oliete, y en
escasos 15 minutos desde el embalse,
llegaremos a una canal de aguas que
cruza el río Martín,
canalizando las aguas de una acequia
para el riego de la fértil
huerta olietana. Allí, una
senda se abre a la derecha (izquierda
si subimos de Oliete). Las flechas
de madera e indicaciones de senderos
nos llevarán por los pies de
la sierra hasta el barranco de la
Tía Chula, a escasos 500 metros
de los corrales de Oliete, donde hallaremos
en un frontón rocoso las pinturas
rupestres esquemáticas que
adoptan el nombre del barranco “Las
pinturas rupestres del frontón
de la Tía Chula”, declaradas
Patrimonio de la Humanidad. Una mesa
de interpretación nos ayudará
a identificarlas y a interpretar el
valle.
|